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La escuela moderna/Apéndice/Reflexiones sobre la Instrucción Pública

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Reflexiones sobre la Instrucción Pública


Dictamen presentado por Lavoisier a la Convención en julio de 1793

El hombre nace con sentidos y facultades; pero no aporta consigo al nacer ninguna idea: su cerebro es una tabla lisa que no ha recibido ninguna impresión, pero que está preparado para recibirlas.

Esas impresiones le son comunicadas por los sentidos y se les da el nombre de sensaciones.

Pero si no nos llegan todas nuestras ideas más que por nuestros sentidos; si sólo por el ejercicio de nuestras facultades aprendemos a conocer las propiedades de los cuerpos que nos rodean, resulta que el niño que nace está obligado a aprender todo y a hacer, por medio de sus sentidos, un verdadero curso de conocimientos físicos. Es una cosa verdaderamente digna de la meditación de los filósofos esa formación de las primeras ideas de la infancia. Una observación atenta no permite dudar de que el niño procede al conocimiento de las propiedades de los cuerpos, pasando de lo conocido a lo desconocido, siguiendo un método sucesivo y muy aproximado al que emplean los geómetras: para esos experimentos no se iecesitan máquinas costosas; todos los cuerpos que le rodean le sirven de instrumentos.

Poco tiempo después de su nacimiento comienza un curso de óptica y de perspectiva. Todos los objetos le parecen al principio colocados sobre un mismo plano; pronto aprende a apreciar los tamaños y las distancias, a rectificar por el tacto los errores del ojo, a conocer la figura de los cuerpos por la proyección de las sombras y por los efectos del claro-obscuro.

Estudia casi al mismo tiemnpo los efectos de la pesantez, los del choque de los cuerpos: no sabe, como los fisicos, que todos los cuerpos se atraen en razón directa de la masa y en razón inversa del cuadrado de la distancia; que su acción, cuando están en movimiento, se mide por la masa multiplicada por la velocidad, pero esa precisión no le es necesaria. La naturaleza, que vela por su conservación, que refiere todo a sus necesidades, se contenta con enseñarle que la cafda de un cuerpo es tanto más temible cuanto de más alto cae; que una piedra hace tanto más daño al que recibe con ella un golpe cuanto más gruesa es, cuanto más dura y cuanto con más fuerza ha sido lanzada.

Un poco más avanzado en edad, el desarrollo de sus fuerzas le permite hacer un curso de mecánica. El palo que cae entre sus manos es para él la más fuerte de todas las máquinas, la palanca. La pelota, que le devuelve la pared o que bota sobre la tierra, le dan nociones elementales del choque de los cuerpos y de las leyes del movimiento reflexivo. La reguera que practica a lo largo de un arroyo le hacen conocer los principios de las leyes del equilibrio de los fluídos; le enseña esa propiedad tan notable, tan fértil en aplicaciones, en virtud de la cual se colocan siempre todas las partes de la superficie en un plano riguroso de nivel.

Tales son las primeras lecciones de la naturaleza; que les da en forma de juegos; así, para los niños, jugar es estudiar, y quien no haya empleado en jugar los primeros años de su infancia no llegará jamás a ser hombre. |Dichosa infancia! en esa primera educación adquieres ideas justas, porque las recibes de las cosas, y los hombres no mezclan con ellas sus preocupaciones ni sus errores. Se acerca el momento en que vendrán a arrancarte de las manos de tu soberana institutriz y en que, después de haber hecho un curso de verdades fisicas, comenzarán un curso de errores morales. Tal era, a lo menos hasta el presente, la suerte que te estaba reservada; y para reclamar contra esa violación de tus derechos, contra esa infracción de las leyes de la naturaleza, te prestamos hoy nuestro órgano.

La naturaleza ha dado al niño cierta dosis de fuerzas y de facultades: el máximum de sus esfuerzos es limitado; pero añadiendo a sus órganos, a sus instrumentos naturales, los instrumentos del arte, se hace capaz de producir nuevos efectos, en este punto comienza la educación del hombre. Tratemos de demostrar cómo puede concurrir con la de la naturaleza; cómo debe ser su continuación.

Un niño no puede, por la sola fuerza de sus brazos, por el solo peso de su cuerpo, introducir en la tierra la estaca destinada a formar una empalizada; pero las artes le ofrecen el mazo, cuya masa, multiplicada por la velocidad que le imprime el brazo, produce en seguida el efecto deseado.

El clavo, que no puede introducirse en la tabla por la sola fuerza de sus manos ni por la presión, a menos de emplear un cuerpo excesivamente pesadỏ, cede al choque del martillo que le empuja, y he ahí también el instrumento del arte añadido al brazo y a la mano, es decir, a los instrumentos de la naturaleza.

El martillo produce tanto más efecto cuanto es más pesado y su masa se aplica al extremo de una palanca mayor, o, dicho de otro modo, cuanto más largo es el mango: es necesario que introduzca el clavo sin estropearle, sin romperle, sin aplastarle; de ahí la necesidad de emplear martillos de diferentes masas y mangos, según el efecto que se quiere producir; de ahí las reglas relativas al empleo del martillo en las artes, desde el del relojero hasta el del herrero o el motón del constructor.

Un cuchillo divide el pan con mucha facilidad; pero si los dos planos que terminan la hoja, en vez de formar un ángulo de diez a doce grados, formasen uno de treinta, el esfuerzo del hombre más robusto no bastaría para hacerle penetrar en el pan; de ahí toda la teoria de la construcción del cuchillo, todo lo que es necesario conocer para los usos de la sociedad, de las propiedades de la cuña y del plano inclinado.

Está destinado el instrumento cortante a dividir cuerpos más duros ? Quiere empleársele en separar las fibras de la madera en el sentído de su longitud? Preciso será que el nuevo instrumento tenga bastante fuerza para soportar los esfuerzos de la masa que ha de oponérsele, y de ahí los dos lados del plano inclinado que se separan, la cabeza del instrumento que aumenta, la cuña que se forma.

¿ Se quieren cortar oblicuamente esas mismas fibras de la madera ? El cuchillo sería harto débil; se necesita darle más fuerza, más masa, y se presenta la podadera, cuyo esfuerzo se halla aumentado por la velocidad que se le imprime. Ese instrumento no es aún bastante fuerte para las obras de armadura, no tiene suficiente golpe; se le reemplaza con el hacha, que es más pesada y cuyo efecto se aumenta todavía por la disposición del mango.

Si se quieren cortar las fibras de la madera plano que les sea perpendicular: ni la podadera ni el hacha son a propósito para el caso; se necesita la sierra.

Tales son los principios elementales del arte de trabajar la madera: casi no hay estado en la sociedad en que no hayan de hacerse aplicaciones de ellos: sobre todo son indispensables a los que se ocupan de trabalos campestres.

Las nociones elementales del arte de trabajar los metales no son mucho más difíciles de reunir en tratados cortos y elementales; están al alcance de los niños, y es fácil, en forma de diversiones, armarles de todos los instrumentos del herrero y del cerrajero.

El desarrollo de los principios que sirven de base a la agricultura no presenta ideas mucho más complejas: el objeto de este arte consiste en obtener, con los menores gastos, la mayor masa de producciones posible. En algunas plantas, como en las patatas, la raíz es el objeto del cultivo; en otras, como en muchas legumbres y verduras, es toda la planta; en el trigo y la cebada, es el grano contenido en la espiga; en el azafrán, es el pistilo de las flores, etc. Esas primeras observaciones conducen naturalmente a la distinción de las diferentes partes que constituyen los vegetales; al examen de las raíces, de los tallos, de las hojas, de las flores y de los frutos, con cortas explicaciones sobre el uso de esas diferentes partes, esos objetos están continuamente a la vista de los niños en los campos; sólo se trata de fijar su atención sobre lo que ven todos los días.

Las diferentes plantas que produce la naturaleza no se encuentran indistintamente en todas partes: unas existen en los valles, en los prados, en los lugares húmedos; otras en los ribazos, en las montañas, en los por un lugares áridos. De ahí todas las observaciones relativas a la exposición, a la calidad de las tierras; los medios de corregirlas por las mezclas y de añadirlas artificialmente el principio de producción que les falte, y toda la teoría de los abonos. Tales son las bases principales de un curso de agricultura; i dónde se enseñará ese arte bienhechor de la humanidad más que en los campos y a los que han de dedicar su existencia al cultivo de las tierras ? No es quizá mucho más difícil inclinar los niños a concepciones de un orden más elevado, hasta los conocimientos de geometría práctica. La idea de longitud, de anchura y de profundidad les es familiar casi desde los primeros días de su existencia: sólo se trata de dirigir su atención y de obligarles a reflexiones sobre lo que ya Toda la teoría de la agrimensura se deriva de las nociones más sencillas sobre la naturaleza de las superficies: la ciencia de la cubicación procede de la definición del sólido. No hay peón ni jornalero que no conciba métodos para cubicar una zanja o una excavación cualquiera, para evaluar una obra; por qué el mismo individuo no ha de aprender por principio lo que aprende fácilmente por rutina ? La fisica experimental suministra a todas las artes y a todos los fhombres, en cualquiera circunstancia en que se encuentre, los instrumentos necesarios; esta rama de las ciencias debe entrar en el plan de una educación primaria.

Todos los cuerpos aumentan en todas sus dimensiones cuando se les calienta; disminuyen en la misma proporción cuando se les enfría; hagamos sensible este efecto, de cualquier modo, y tendremos un termómetro.

Vivimos en un fluido elástico y raro, el aire, casi como los peces en un fluido más denso, el agua.

Una propiedad de los fluídos contenidos en tubos que comunican juntos por su parte inferior consiste en conservarse en equilibrio a una altura que está exactamente en razón inversa de su peso específico.

Treinta y dos pies de agua hacen equilibrio con una columna de aire igual a la altura de la atmósfera; de ahí la teoría de las bombas. Veintiocho pulgadas de saben. mercurio hacen equilibrio con esta misma columna: de ahí el barómetro y todos los fenómenos que acompañan sus variaciones.

La botánica y la historia natural son también estudios que convienen a la infancia. No hay niño que no recoja flores, insectos y conchas: tocar, examinar, disecar, todo es una necesidad de la infancia; guardémonos de contrariarla ya que podemos dirigirla de una manera útil.

La lectura y la escritura son un instrumento de las artes, y es necesario que el hombre de todos los estados sepa utilizarle. Este instrumento establece una relación entre los hombres de todas las edades y de todos los paises y conserva el equilibrio entre todos los conocimientos exparcidos sobre la superficie del globo; es un preservativo contra la superstición, contra el abuso del poder; es el primer garante de la libertad. Hay diferentes géneros de conocimientos que es en extremo difícil enseñar a los niños cuando no saben escribir; tales son las reglas del cálculo, que forman una de las partes más esenciales de la educación primaria.

Pero al poner ese instrumento en la mano del hombre, temamos hacerle un presente funesto: temamos introducir en su espíritu la idea de la palabra trazada sobre el papel, en lugar de la idea de la cosa que esa palabra ha de recordar. Que en todas partes, en los fibros que se entreguen al niño, la idea principal que se intente grabar en su entendimiento se haga sensible por grabados y por imágenes: que la lengua escrita sea para él, en cuanto sea posible, la lengua de los jeroglíficos, de manera que la idea no se separe jamás de la palabra.

Dirigiendo así hacia objetos sensibles todas las partes de la educación primaria, sujetándose a seguir el método de la naturaleza, no solamente se formarán hombres, sino que se operará una perfectibilidad gradual en las cualidades intelectuales de la especie humana: en veinte años, las mismas obras que se creerán hoy fuera del alcance de los niños, parecerán mucho más sencillas, porque contendrán conocimientos familiares a todos. Será preciso, pues, renovarlos, y así de generación en generación, de modo que la co- 225 8.

lección de las obras clásicas, redactadas en diferentes épocas, será la medida de los progresos de la humanidad.

Acabamos de recorrer los dos primeros periodos de la vida humana: hemos examinado cuál es la primera educación que la naturaleza da a los niños; lo que los hombres reunidos en sociedad pueden agregar. Este primer grado de instrucción social, que debe ser común a todos los hombres, debe ponerse al alcance de todos; es un deber que la sociedad cumple con la infancia, debe ser, pues, gratuito.

Como aplicacióớn de los principios expuestos, Lavoisier redactó un Proyecto de decreto para la instrucción nacional, impreso en agosto de 1793. He aqut la parte relativa a las escuelas primarias: La educación nacional, dividida por épocas, comprende : 1.0 Las escuelas primarias, comunes a todos los ni- Aos, sin distinción ni excepción, desde la edad de seis años, a razón de una escuela por mil individuos..

I. - Las escuelas nacionales primarias, o. escuelas comunes, están divididas en dos secciones: una para los niños, otra para las niñas. Las escuelas para los niños se confían a un maestro, las para las niñas a una maestra.

II. - Estas escuelas se distribuirán de manera que los niños no vivan demasiado alejados de ellas, y su número se fijará en la proporción de una por mil habitantes. En los lugares donde la población esté dispersada, puede haber un maestro adjunto... En los lugares en que la población esté aglomerada, se establecerá una segunda escuela en el caso en que la población se eleve a más de mil individuos; una tercera cuando llegue a más de dos mil, y así sucesivamente.

III. En la educación de esta primera edad, la marcha de la instrucción debe ser proporcionada al desarrollo sucesivo de los órganos y de las facultades de los niños; observando con cuidado no presentarles más que objetos sensibles y evitar el cansancio de su atención ocupándoles demasiado tiempo en un mismo género de estudios.

En consecuencia, la lectura, la escritura y la enseñanza de las primeras reglas de aritmética deben entremezclarse con lecciones elementales sobre la historia natural, sobre la estructura de los vegetales y de los animales; de relatos históricos, de rasgos de patriotismo y de beneficencia; de paseos relativos a los trabajos campestres y a las artes económicas. Toda esta parte de la instrucción se les dará principalmente en forma de recreo y de juegos.

IV. - Cuando los niños han adquirido asi, por el ejercicio de sus sentidos, una suma suficiente de ideas y de conocimientos, se les enseña los principios elementales de la moral: se les explica cuáles son los derechos y los deberes del hombre; qué objeto se propone en sociedad; cómo se establecen las propiedades, cómo se transmiten. Se les da, cuanto es posible, algunas nociones sobre el comercio, sobre el orden que ha de establecerse en una empresa y en una explotación; sobre la teneduría de libros; sobre el arte de servirse de un diccionario, de un indice; de seguir una descripción sobre un dibujo y sobre una figura; por último, se les ejercita en el canto para las fiestas públicas.

Esta primera parte de la educación, aunque dada separadamente, es la misma para los niños de ambos sexos.

V. Se enseña particularmente a los niños a servirse de la regla y del compás, a medir las superficies y los sólidos, a cubicar un campo. Se les da una noción de todas las artes que están a su alcance, conduciéndoles a los estudios o los talleres de los que las profesan; se les hace conocer los principales instrumentos que usan y la manera de servirse de ellos; se insiste sobre todo en lo concerniente a la economía rural, al cultivo de las tierras, de las huertas, de los jardines y a la poda de los árboles; el cuidado y la educación de bueyes y caballos; el arte del herrador, la construcción y conducción de carros. Se les ejercita de tiempo en tiempo en el manejo de las armas; se les enseña a nadar.

VI. -Se da particularmente a las niñas nociones sobre las artes a que su sexo les destina, como el hilado, la costura, la cocina, el cuidado de una casa, la economía, el cuidado de animales domésticos.

VII. – Para servir de guía al maestro y a la maestra, se redactará inmediatamente un curso completo de cuanto deba enseñarse a los niños en las escuelas comunes. Los objetos de historia natural y de fisica, las operaciones de las artes, y todo lo que haya de ser objeto de la instrucción será representado en ese curso por figuras; además los niños compondrán un extracto razonado de ese curso general, para que se les represente de una manera clara y metódica todo lo que se les haya explicado por sus maestros.

Estos libros serán redactados según el mejor método de enseñanza que indique claramente el estado actual de los conocimientos, y según los principios de libertad, de igualdad, de justicia distributiva, de humanidad, de beneficencia, de pureza de costumbres y de adhesión a la causa pública, consagrados por la Constitución y que forman la base de la moral universal.

Estos libros se dividirán en cuadernos, de modo que pueda renovarse a poco coste cuando se estropeen o se pierdan.

VIII. - Habrá alguna diferencia entre los libros clásicos para uso de las escuelas de los campos y de las de las ciudades; se insistirá más en las primeras sobre todo lo que se relaciona con la agricultura; se insistirá más en las segundas sobre los conocimientos relativos a las artes y al negocio.

IX. Para familiarizar pronto a los niños con las ideas sanas del orden y de la justicia que deben formar la base de toda institución social, los alumnos de una y otra sección de las escuelas nacionales comunes están organizados separadamente en sociedades, modeladas aproximadamente sobre el plan de la gran sociedad política y republicana; y las faltas son en consecuencia castigadas según el juicio de un jurado nombrado entre los niños. Este jurado sentencia sobre el hecho; los maestros se limitan a hacer la aplicación del artículo del reglamento.