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La escuela moderna/Manifestación editorial

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Manifestación editorial



He ahí la obra de Ferrer expuesta por él mismo con ingenua franqueza.

Las páginas que preceden, manifestación clara de un juicio recto, de una voluntad firme y de. un sentimiento altruísta, representan la palabra inextinguible que guía por la senda progresiva de la perfección.

En vano se quiso destruir su obra con la arbitrariedad y acallar su voz con el martirio : Ferrer, sacrificado en Montjuich y enterrado en el departamento de los impenitentes del cementerio de Barcelona, habla al mundo, destruye el imperio de la tradición, asusta y sobrecoge a explotadores y tiranos, abre vía libre al porvenir, emancipa la infancia y anuncia la próxima existencia de aquellas generaciones de hombres libres que por sí mismos han de reor- — ganizar la sociedad de modo que llene cumplida y perfectamente sus funciones, sin privilegios ni deficiencias, sin autoritarismos ni sumisiones, con la satisfacción, con el beneplácito, con la alegría de todos, con la armonía de la Naturaleza, de la Ciencia y del Arte, que dará a la humanidad el goce de la vida intensa correspondiente a la normalidad del tipo humano. Los que quisieron impedir la implantación y desarrollo de la enseñanza racionalista, iniciada por la Escuela Moderna, complicando a Ferrer primeramente en un crimen, de cuyo proceso salió absuelto, y atribuyéndole después la responsabilidad de un movimiento revolucionario fracasado, no pudieron, no podrán jamás lograr su objeto, porque en nuestro estado actual de civilización, por atrasado que se halle para los que sienten impaciencia por un porvenir justiciero y reparador, tenemos los continentes cruzados en todas direcciones por inmensa red de ferrocarriles, y los mares surcados por miles de rápidos buques que transportan de cerca y de lejos viajeros, mercancías, libros y periódicos, junto con otra red no menos extensa de telégrafos y teléfonos, que extienden las ideas por todo el mundo de modo semejante a la circulación de la sangre, que no deja órgano ni diminuta célula adonde no lleve su vivífica influencia.

Contra ese inmenso poder, producto natural y resultado científico, son leves entorpecimientos las legislaciones y los tribunales arcaicos.

A pesar de la Junta de Salamanca, Colón descubrió la América; contra la sagrada escritura y a pesar del fallo de un tribunal inquisitorial, Galileo demostró el movimiento de la tierra; i quién duda que el cierre de la Escuela Moderna el sacrificio de Ferrer no impedirán, en y un porvenir próximo, la participación de los actuales desheredados en el tesoro científico de la humanidad, tras el abandono de los privilegios universitarios? Una vez más se ha pronunciado en el mundo el simbólico e pur si muove. Con la diferencia en honor de Ferrer que su equivalente ¡Viva la Escuela Moderna ! fué pronunciado, no como remordimiento después de una debilidad, sino por un hombre enérgico, ante el pelotón de ejecución, en la plenitud de la vida, con'la firme seguridad de quien ha cumplido una misión libremente aceptada y ha realizado un propósito, rebosante de fuerza y conciencia para no arrodillarse para recibir la muerte, desobedeciendo en su último momento el tétrico Para gloria de Ferrer, en su proceso constan las siguientes palabras de su defensor, el capitán Galcerán, que tanto como defensa valen como acusación contra sus enemigos: y tiránico ritual.

«E sta campaña es dirigida principalmente contra la persona de Ferrer por odio y temor a la educación dada a la clase obrera, sea en su Escuela Moderna, que lograron tiempo atrás cerrar, sea en la serie de libros publicados por la casa editorial por él fundada, por temor, repito, de que con la ilustración los desesperados se ennoblezcan y sacudan yugos indignos de la raza humana.»

En el mismo proceso se leen estas palabras del insigne procesado, respondiendo a una pregunta del tribunal: «Seria injusto que se me reprochase la obra educadora de la Escuela Moderna, o de sus publicaciones. Y no es que rehuya tratar de ello, al contrario; gustostsimo acudiré ante cualquier tribunal encargado de juzgar los libros de la Escuela Moderna, seguro de no merecer castigo alguno por haberlos editado... Las personas que critican las obras de la Escuela Moderna, o no las han leido, o se hallan incapacitados de juzgarlas por los atávicos prejuicios que desgraciadamente padecemos casi todos.»

Creemos terminar dignamente esta publicación, incluyendo una carta escrita en la Cárcel Modelo de Madrid, que quizá olvidaría el autor al trazar sus memorias y que, no obstante, puede servir como resumen substancial de su obra.

Cuando hace seis años tuvimos el grandisimo placer de abrir la Escuela Moderna de Barcelona, hicimos resaltar mucho que su sistema de enseñanza seria racional y cientifico.

Ante todo, advertimos al público, que siendo la .razón y la ciencia la antitesis de todo dogma, en nuestra escuela no se enseñarta religión alguna.

Sablamos que esta declaración provocaria el odio de la casta sacerdotal, y que nos veriamos combatidos con las armas que suelen emplear quienes solamente viven de engaño e hipocresta, abusando de la influencia que les dan la ignorancia de sus fieles y el poder de los gobiernos. Pero cuanto más se nos hablaba de lo temerario que era ponerse tan francamente en frente de la iglesia imperante, más alientos sentiamos para perseverar en nuestros propósitos, persuadidos de que cuanto más grande es un mal y cuanto más poderosa es una tiranta, más vigor se ha de emplear para combatirla y más ener gia se necesita para destruirla.

El clamoreo general elevado por la prensa clerical contra la Escuela Moderna, al que podremos deber un año de cárcel, nos prueba que acertamos en la elección del método de enseñanza, y nos ha de dar a todos los racionalistas nuevos alientos para proseguir la obra con más tesón que nunca y engrandecerla, propagándola hasta donde alcance nuestro poder.

Hay que advertir, sin embargo, que la misión de la Escuela Moderna no se limita a que desaparezca de los. cerebros el prejuicio religioso, porque si bien es éste uno de los que más se oponen a la emancipación intelectual de los individuos, no lograriamos únicamente con ello la preparación de la humanidad libre y feliz, puesto que se concibe un pueblo sin religión y también sin libertad.

Si la clase trabajadora se librara del prejuicio religioso y conservara el de la propiedad, tal cual existe hoy; si los obreros creyeran cierta la profecta que afirma que siempre habrá pobres y ricos ; si la enseñanza racionalista se limitara a difundir conccimientos higiénicos y cientificos y preparase sólo buenos aprendices, buenos dependientes, buenos empleados y buenos trabajadores de todos los oficios, podriamos muy bien vivir entre ateos más o menos sanos y robustos, según el escaso alimento que suelen permitir los menguados salarios, pero no dejartamos de hallar nos entre esclavos del capital.

La Escuela Moderna pretende combatir cuantos prejuicios dificulten la emancipación total del individuo, y para ello adopta el racionalismo humanitario, que consiste en inculcar a la infancia el afán de conocer el origen de todas las injusticias sociales para que, con su reconocimiento, pueda luego combatirlas y oponerse a ellas.

La enseñanza racionalista y cientifica de la Escuela Moderna ha de abarcar, como se ve, el estudio de cuanto sea favorable á la libertad del individuo diante un régimen de paz, amor y bienestar para todos sin distinción de clases ni de sexoa la armonia de la colectividad, me- F. FERRER GUARDIA Cárcel Modelo de Madrid, I-5-1907.