Escribe a tus reinos todos
el castigo y el agravio,
para que, en moviendo el labio,
por este o por otros modos
para su gusto al marido
obedezca la mujer,
que en el imperio ha de ser,
como varón, preferido.
Sujetó naturaleza
su libertad al varón:
si los dos un cuerpo son,
él ha de ser la cabeza.
Repudia luego a Vastí,
porque puesto aqueste ejemplo
de la memoria en el templo,
la tenga el mundo de ti.
ASUERO:
Afuera amor; que no es justo
que sujetéis la razón:
fuertes los consejos son
contra las leyes del gusto:
pero si es bien que los reyes
sean espejos del bien,
bien es que en ellos se den
los principios a las leyes.
¡Salga de palacio al punto
la Reina: no quede en él!
MARSANES:
Lo que es justo no es cruel.
Más vale del reino junto
el público bien, señor,
que el gusto particular.