Entra en el nombre del diablo.
Va a forzar una doncella
y nombra de Dios el nombre
que forma contra él querella.
Sin duda que entiende este hombre
que ha de ayudarle a movella.
Aquesto, si bien lo notas,
de demonio es el oficio,
que con sus obras remotas
entre el deleite y el vicio
deja las conciencias rotas.
Hacemos mil insolencias
sin tener a Dios temor
ni escrúpulo en las conciencias,
y pídele aDios favor.
¡Qué hermosas impertinencias!
Si habemos dado en saltear
y entre piratas porfías
surcado habemos el mar,
¿de qué sirve hipocresías
si es su profesión robar?
No le acabo de entender.
Unas veces es afable,
con humilde proceder,
y otras no ha de haber quien le hable
si quiere su amigo ser.