Oda al cometa de 1825

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​Oda al cometa de 1825​ de José María Heredia


Oda al cometa de 1825, que el autor supone ser el mismo que apareció en 1811

Planeta de terror, monstruo del cielo,
errante masa de perennes llamas
que iluminas e inflamas
los desiertos del Éter en tu vuelo;
¿Qué universo lejano
al sistema solar ora te envía?
¿Te lanza del Señor, la airada mano
a que destruyas en tu curso insano
del mundo la armonía?

¿Cuál es tu origen, astro pavoroso?
El sabio laborioso
para seguirte se fatiga en vano,
y más allá del invisible Urano
ve abismarse tu carro misterioso;
¿El influjo del sol allá te alcanza,
o una funesta rebelión te lanza
a ilimitada y férvida carrera?
Bandido inaquietable de la esfera,
¿Ningún sistema habitas,
y tan cerca del sol te precipitas
para insultar su majestad severa?

Huye su luz, y teme que indignado
a su vasta atracción ceder te ordene,
y entre Jove y Saturno te encadene,
de tu brillante ropa despojado.
Mas si tu curso con furor completas,
y le hiere tu disco de diamante,
arrojarás triunfante
al sistema solar nuevos planetas.
Astro de luz, yo te amo. Cuando mira
tu faz el vulgo con asombro y miedo,
yo, al contemplarte ledo,
elévome al Criador: mi mente admira
su alta grandeza, y tímida le adora.
y no tan solo ahora
en mi alma dejas impresión profunda:
ya de la noche en el brillante velo,
de mi niñez en los ardientes días,
a mi agitada mente parecías
un volcán en el cielo.

El ángel silencioso
que ora inocente dirección te inspira,
se armará del Señor con la palabra
cuando del libro del destino se abra
la página sangrienta de su ira.
¡Entonces furibundo
chocarás con los astros, que lanzados
volarán de sus órbitas, hundidos
en el éter profundo,
y escombros abrasados
de mundos destruidos
llevarán el terror a otro sistema!...
Tente, Musa: respeta el velo obscuro
con que de Dios la majestad suprema,
envuelve la región de lo futuro:
tú, cometa fugaz, ardiente vuela,
y a millones de mundos ignorados
al Hacedor magnífico revela.


1825