Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/342

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tros muy reciamente por nos las defender; y al fin, con harto peligro y trabajo ganámoselas, éluego hice sacar en tierra tres tiros de hierro grueso que yo traía. E porque lo que restaba de la calzaba desde allí á la ciudad, que era média legua, estaba todo lleno de los enemigos, y de la una parte y de la otra de la calzada, que era agua, todo lleno de canoas con gente de guerra, fice asestar el un tiro de aquellos, y tiró por la calzada adelante, y hice mucho daño en los enemigos; y por descuido del artillero, en aquel mismo punto que tiró se nos quemó la pólvora que allí teniamos, aunque era poca. E luego esa noche proveí un bergantín que fuese á Iztapalapa, adonde estaba el alguacil mayor, que seria dos leguas de allí, y que trújese toda la pólvora que habia. E aunque al principio era mi intencion, luego que entrase con los bergantines, irme á Cuyoacan, y dejar proveido cómo anduviesen á mucho recaudo, haciendo todo el más daño que pudiesen; como aquel dia salté allí en la calzada, y les gané aquellas dos torres, determiné de asentar allí el real, y que los bergantines se estuviesen allí junto á las torres, y que la mitad de la gente de Cuyoacan y otros cincuenta peones de los del alguacil mayor se viniesen allí otro dia. E proveído esto, aquella noche estuvimos á mucho recaudo, porque estábamos en gran peligro, y toda la gente de la ciudad acudia allí por la calzada y por el agua; y á média noche llega mucha multitud de gente en