que por el camino habia ido, y huyeron y dejaron el pueblo, y ansí lo tomamos, y nos aposentamos en la parte dél que más fuerte nos pareció. Y otro dia siguiente vinieron á hora de vísperas dos indios de parte de los caciques y trujeron ciertas joyas de oro muy delgadas de poco valor, y dijeron al capitán que ellos le traían aquello porque se fuese y les dejase su tierra como antes solían estar, y que no le hiciese [1] mal ni daño; y el dicho capitán le [2] respondió diciendo que á lo que pedían de no les hacer mal ni daño, que él era contento; y de dejarles la tierra, dijo que supiesen que de allí adelante habian de tener por señores á los mayores príncipes del mundo, y que habían de ser vasallos y les
habian de, servir, y que haciendo esto, vuestras majestades les harían muchas mercedes, y los favores crecerian [3], y ampararian y defenderian de sus enemigos, y ellos respondieron que eran contentos de lo hacer ansí; pero todavía le requerían que les dejase su tierra; y ansí, quedamos todos amigos, y concertada esta amistad, les dijo el capitán que la gente española que allí estábamos con él no teníamos qué comer, ni lo habíamos sacado de las naos; que les rogaba que el tiempo que allí en tierra estuviésemos, nos trujesen de comer,