Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/377

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pañoles. E como el negocio fué tan de súpito [1] y ví que mataban la gente, determiné de me quedar allí y morir peleando; y en lo que más aprovechábamos yo y los otros que allí estaban conmigo, era dar las manos á algunos tristes españoles que se ahogaban, para que saliesen afuera; y los unos salian heridos, y los otro medio ahogados, y otros sin armas, y enviábalos que fuesen adelante; y ya en esto cargaba tanta gente de los enemigos, que á mí y á otros doce ó quince que conmigo estaban nos tenian por todas partes cercados. E como yo estaba muy metido en socorrer á los que se ahogaban, no miraba ni me acordaba del daño que podia recibir; y ya me venian á asir ciertos indios de los enemigos, y me llevaran, si no fuera por un capitan de cincuenta hombres que yo traía siempre conmigo, y por un mancebo de su compañía, el cual, despues de Dios, me dió la vida; é por dármela como valiente hombre, perdió allí la suya. En este comedio, los españoles que salian desbaratados íbanse por aquella calzada adelante; y como era pequeña y angosta y igual al agua, que los perros la habian hecha así de industria, y iban por ella tambien desbaratados muchos de los nuestros amigos, iba el camino tan embarazado y tardaban tanto en andar, que los enemigos tenian lugar de llegar por el agua de la una parte y de la otra, y tomar y matar cuantos querian. Y aquel capitan que estaba conmigo, que se dice An-

  1. De súpito es lo mismo que de súbito ó improviso.