Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/378

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
367

tonio de Quiñones, díjome: «Vamos de aquí, y salvemos vuestra persona, pues sabeis que sin ella ninguno de nosotros puede escapar;» y no podia acabar conmigo que me fuese de allí. Y como esto vió, asióme de los brazos para que diésemos la vuelta, y aunque yo holgara más con la muerte que con la vida [1]; por importunacion de aquel capitan y de otros compañeros que allí estaban, nos comenzamos á retraer peleando con nuestras espadas y rodelas con los enemigos, que venian hiriendo en nosotros. Y en esto llega un criado mio á caballo, y hizo algún poquito de lugar; pero luego dende una azotea baja le dieron una lanzada por la garganta, que le hicieron dar la vuelta; y estando en este tan gran conflito, esperando que la gente pasase por aquella calzadilla á ponerse en salvo, y nosotros deteniendo los enemigos, llegó un mozo mio con un caballo para que cabalgase; porque era tanto el lodo que habia en la calzadilla de los que entraban y salian por el agua, que no habia persona que se pudiese tener, mayormente con los empellones que los unos á los otros se daban por salvarse. E yo cabalgué, pero no para pelear, por que allí era imposible podello hacer á caballo, porque si pudiera ser, antes de la calzadilla, en una isleta se habian hallado los ocho de caballo que yo

  1. Los que minoran el mérito de la conquista reflexionen sobre lo que aquí expresa Cortés. pues fué tan grande el riesgo, que es maravilla que se hubiese libertado dél.