Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/381

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
370


res altas que allí están, desnudos los sacrificaron y abrieron por los pechos, y les sacaron los corazones para ofrecer á los ídolos; lo cual los españoles del real de Pedro de Albarado pudieron ver bien de donde peleaban, y en los cuerpos desnudos y blancos que vieron sacrificar conocieron que eran cristianos; y aunque por ello hubieron gran tristeza y desmayo, se retrajeron á su real, habiendo aquel dia peleado muy bien, y ganado casi hasta el dicho mercado; el cual aquel dia se acabara de ganar, si Dios, por nuestros pecados, no permitiera tan gran desman: nosotros fuimos á nuestro real con gran tristeza algo más temprano que los otros dias nos soliamos retraer, y también porque nos decian que los bergantines eran perdidos, porque los de la ciudad con las canoas nos tomaban las espaldas, aunque plugo á Dios que no fué así, puesto que los bergantines y las canoas de nuestros amigos se vieron en harto estrecho; y tanto, que un bergantin se erró poco de perder, y hirieron al capitan y maestre dél, y el capitan murió desde á ocho dias. Aquel dia y la noche siguiente los de la ciudad hacian muchos regocijos de bocinas y atabales que parecia que se hundian; y abrieron todas las calles y puentes del agua, como de antes las tenian, y llegaron á poner sus fuegos y velas de noche á dos tiros de ballesta de nuestro real; y como todos salimos tan desbaratados y heridos y sin armas, habia necesidad de descansar y rehacernos.