Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/587

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negado, se lo mandó así, y que el iría y trabajaría mucho de lo traer, y que creía que vendria, porque el tenia ya gana de verme, pues conoscia que no venia á hacerles daño, antes los daba de lo que tenia, y que por haberse negado tenia alguna vergüenza de parecer ante mí. Yo le rogué que fuese y trabajase mucho de lo traer, y ansí lo hizo, que otro día vinieron ambos y yo les rescibi con mucho placer, y él me dio el descargo de haberse negado, que era de temor hasta saber mi voluntad, y que ya que la sabia, él deseaba mucho verme, y que era verdad que él mandaba que que guiasen por fuera de los pueblos; pero que agora que me rogaba que ms fuese al pueblo principal donde él residia, porque ahí había más aparejo de darme las cosas necesarias, y luego mandó abrir un camino muy ancho para allá, y él se quedó conmigo, y otro día nos partimos, y le mandé dar un caballo délos ralos, y fué muy contento cabalgando en él hasta que llegamos al pueblo que se llama Izancanac, el cual es muy grande y de muchas mezquitas, y está en la ribera de na gran estero quo atraviesa hasta eS punto de términos de Xicalango y Tabasco: al-, guna de la gente desta pueblo estaba ausentada, y algunos estaban en sus casas. Tuvimos allí mucha copia de bastimentos, y el señor se estuvo conmigo dentro del aposento, aunque tenia su casa ahí cerca y poblada. Todo el tiempo que yo allí estuve dióma muy larga cuenta de los españoles que iba á CAUTAS un HERNAN CORTES.—TOMO L—50