Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/630

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un hombre, cuya debia ser aquella labranza; y estas nos guiaron á otras, donde se tomaron otras dos mujeres, y guiáronnos por un camino hasta nos llevar donde estaba otra gran labranza, y en medio della hasta cuarenta casillas muy pequeñas, que nuevamente parescian ser hechas, y segun paresció fuimos sentidos antes que llegásemos, y toda la gente era huida por los montes; y como se tomaron así de improviso, no pudieron recoger tanto de lo que tenian, que no nos dejaron algo, en especial gallinas, palomas, perdices y faisanes, que tenian en jaulas, aunque maíz seco y sal no hallamos. Allí estuve aquella noche, que remediamos alguna necesidad de la hambre que traíamos, porque hallamos maíz verde, con que comimos estas aves; y habiendo más de dos horas que estábamos deuntro en aquel pueblezuelo, vinieron dos indios de los que vivian en él, muy descuidados de hallar tales huéspedes en sus casas, y fueron tomados por las velas que yo tenia; y preguntados si sabian de algun pueblo por allí cerca, dijeron que sí, y que ellos me llevarian allá otro dia, pero que habiamos de llegar ya casi noche; y otro dia de mañana nos partimos con aquellos guias, y nos llevaron por otro camino más malo que el del dia pasado; porque, demas de ser tan cerrado como él, á tiro de ballesta pasábamos un rio, que todos iban á dar en aquel golfo, y deste gran ayuntamiento de aguas que bajan de todas aquellas sierras se hacen aquellos gol-