Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/631

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fos y ciénagas, y sale aquel rio tan poderoso á la mar, como á vuestra majestad he dicho; y así, continuando nuestro camino, anduvimos siete leguas sin llegar á poblado, en que se pasaron cuarenta y cinco rios caudales, sin muchos arroyos que no se contaron, y en el camino se tomaron tres mujeres, y venian de aquel pueblo donde nos llevaba la guia, cargadas de maíz; las cuales nos certificaron que la guia nos decia verdad; é ya que el sol se queria poner, ó era puesto, sentimos cierto ruido de gente, y pregunté á aquellas mujeres que qué era aquello, y dijéronme que era cierta fiesta que hacian aquel dia, y hice poner toda la gente en el monte lo mejor y más secretamente que yo pude, y puse mis escuchas casi junto al pueblo, y otras por el camino, porque si viniese algún indio lo tomasen; y así estuve toda aquella noche con la mayor agua que nunca se vido, y con la mayor pestilencia de mosquitos que se podia pensar; y era tal el monte, y el camino y la noche tan escura y tempestuosa, que dos ó tres veces quise salir para ir á dar en el pueblo, y jamás acerté á dar en el camino, aunque estariamos tan cerca del pueblo que casi oímos hablar la gente dél; y así fué forzado esperar á que amanesciese, y fuimos tan á buen tiempo, que los tomamos á todos durmiendo, y yo habia mandado que nadie entrase en casa ni diese voz, sino que cercásemos estos casas más principales, en especial la del señor, y una grande atarazana en que nos