-Usted tiene la culpa de que yo le abandone ante un proceder sin dignidad para mí, y...
-¡Burlarse así de mí!
-No es perderme lo que usted siente, lo que le duele es su amor propio ofendido, pues usted habría querido ser el primero en abandonarme: cuando los hombres corren, las mujeres vuelan!... Pero quedamos amigos; voy á dar una comida de veinticuatro cubiertos, y cuento con usted.
-No iré.
-Si, vendrá usted...
Bozel la echó una mirada furiosa y dió la media vuelta, pero no sin oír: ≪tú lo quisiste fraile Mostén, tú te lo ten≫.
Al volver á su butaca el despedido galán, se iba diciendo: ≪Esta agua mansa de provincia, acabará por jugársela de codillo á esa ladina de Baronesa≫...
-Al volver Yolande á su asiento, se sonríeron ésta y aquélla, que se entendían ya en todo como tramposos en feria.