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VÍCTIMAS DEL CHIC      203

habría retrocedido espantada, llevándose las manos á la cabeza y esclamando: <<¿qué va a ser de mí?>>

El Vizconde, avezado al artificio y al engaño, empezó á mostrarse triste, preocupado, y eso alarmó á Yolande, que acabó por caer en una verdadera angustia, que aumentaba en proporción de los suspiros y del silencio obstinado del Vizconde, que parecía abrumado bajo el peso de una desgracia tan grande, que no le era posible revelar.

Perdió ella todo gusto, toda tranquilidad; preguntó, instó, rogó y lloró tanto, que al fin, como quien hace un esfuerzo supremo, acabó por decirle que era una preocupaión de dinero. Yolande respiró, pues prefería eso, que podia remediar, al abandono del hombre á que había dado su corazón.

-Toma todo lo que quieras, todo lo mío es tuyo, sal de tu apuro, por grande que sea: sí, te daré todo, siquiera me quede con poco para vivir, con tal de que te vea yo tranquilo y feliz á mi lado.

-La suma es algo fuerte, son quinientos mil francos, y no me atrevo...

-Te daré mis alhajas, véndelas ó empéñalas, y si no bastan, te daré el dinero que falte.

-Eso no seria más que un préstamo, cuyo reem-