DE JUUO
181
Choras que pasaron desde que se suspendieron las hostilidades hasta que se supo el resultado de las negociaciones, toda la gente armada, pueblo y tropa, ocupó sus puestos, atenta á los movimientos de los acorralados guardias, y cada vez se estrechaba y fortificaba más el círculo en que estaban metidos. En la plaza de- Oriente, el batallón Sagrado y el regimiento del luíante D. Carlos cortaban la comunicación con toda la parte de los Caños y la Encarnación. En los Consejos y en las calles del Factor y la Cruzada, los tres batallones de la Plaza Mayor con algunas piezas, presentaban un baluarte infranqueable ai enemigo.
La suspensión de hostilidades no podía ser más alegre. El pueblo, no pudiendo mezclarse con la Milicia y tropa, rigorosamente formada, se acercaba á ellas lo más posible, y con las últimas filas se juntaban apretadas falanjes de mujeres, ancianos y gente de todas <: lases, que, no contentos con estar tan cerca, asomaban el hocico por encima de los hombros y por entre las bayonetas de los soldados. Todos pedían noticia, todos querían saber hasta los menores detalles de los desaforados combates de aquel dfa; preguntaban éstos por <el hermano ó por el padre, y algunos, viéndole desde lejos en apartada fila, saludábanles con pañuelos. El pueblo llamaba á los suyos, pronunciando los más cariñosos nombres, y desde las compañías respondían voces festivas £on la alegría de la salud y del triunfo.
Pero también molestaba en algunas partes