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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/190

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B. PÉREZ GALDÓS

B. PEREZ GALDÓS

habían salido. Todo cambió. Nuevas tropa» invadieron la plaza de Oriente, y Sólita vió con desconsuelo que su hermano desaparecía en el inmenso y alborotador mar de cabezas.

Después ocurrió un acontecimiento singular. Cuando Morillo pasaba por delante de Palacio, un hombre se asomó á un balcón, y señalando los grupos de guardias que allá abajo, entre la verdura del Parque, azorados corrían, gritó con voz clara que se oyó claramente desde la plaza:

— ¡A ellos, a ellos/

Era Trqrrhan.

XXII

En la noche de aquel día toda estaba en sosiego, y la plenitud del triunfo aseguraba á los milicianos y á la tropa "largo y reparador descanso. La mayor parte, seguros de que los guardias dispersos no habían de volver, no pensaban ya más que en los preparativos para el Te Deum que debía cantarse al siguiente día en la Plaza Mayor.

Sólita salió de su casa por tercera vez, al fin con fortuna, porque cerca de anochecido pudo encontrar ya libre de servicio á su protector y amigo, el cual la siguió con vivos deseos da servirla.

Entraron en la casa. Ni uno ni otro hablaban nada. Al llegar arriba, Monsalud dijo:

— ¿Has mandado buscar un médico?