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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/191

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7 DE JULIO

— Ha venido esta tarde y ha dado pocas esperanzas.

— ¿Recetó algo?

— Que siguiera en la cama; que no le mo» testáramos con medicinas; que se le deje tranquilo. Eso quiere decir que la ciencia es inútil... Si al menos pudiera pasar en calma sus últimas horas.!. Pero acabadas las batallas vendrán á prenderle, porque esa gente de la policía no se olvida de su oficio. Serán tan malos, que le llevarán en una camilla á la cárcel... Estando tú aquí, ¿no podrás impedirlo?

Salvador no respondió. Penetraron en la salita que precedía á la alcoba del enfermo, y apareció entonces Dcña Rosa, con aquella cara de Pascua y aquella bendita sonrisa quo conservaba aun en los momentos de mayor apuro. Soledad entró á ver á su padre, acercándose al lecho muy despacito para no hacer ruido, y al poco rato salió.

— ¿Ha venido alguien?—preguntó á la vieja.

— Sí, hija mía, hemos tenido visita: hace un momento acaba de salir. *

—¿Quién?

— Una señora— dijo en voz baja Doña Rosa, haciendo extraordinarios aspavientos con las flacas manos.—Una señora muy linda.

Salvador y Soledad prestaron gran atención.

— ¿Y qué buscaba?

— Venía muy sofocada... preguntó por el Sr. Naranjo, Cuando le dije que se había marchado, no lo quería creer. |Quó afán traía la señoral... Pues nada: empeñábase en que el