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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/203

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7 DE JULIO

na salió á recibirla, y el día pasó tranquilo, aunque muy triste.

Salvador salió, deseando averiguar la suerte del perdido novio de su amiga; pero esto era cosa harto difícil. Los ocultos en Madrid no saldrían fácilmente de sus madrigueras, y los dispersos estaban demasiado lejos. Se supo, sí, que la caballería de Almansa y la Milicia habían cogido muchos prisioneros en los alrededores de Madrid; que Palarea, persiguiéndoles con ochenta caballos, había echado el guante á trescientos cincuenta y seis; que Copons había hecho también buena presa y matado á algunos. En los días sucesivos se tuvo noticia de los detenidos en Húmera y en el Escorial, y de los que fueron á dar con sus Aátigados cuerpos en Tarancón y Ocaña; pero lú entre los prisioneros ni entre los muertos se 1/uvo noticia de ningún Anatolio Gordón.

— Esta falta de noticias—dijo Monsalud á Soledad, algunos días después del 9,—me hace creer que vive. Debe ser de los que están escondidos en los pueblos, ó de los que han ido á unirse á las facciones del Norte,

— ¿En ese caso no podrá volver á Madrid?

— preguntó la huérfana con viveza.

— Sí: podrá volver dentro de poco. Aquí se perdona pronto, y todo se olvida. No te apures.

Soledad no demostraba en verdad grande apuro porque su primo volviese; pero interesada por la vida del excelente joven, dijo así:

— El pobrecillo es tan bueno, que Dios no le habrá dejado morir. Por Dios, hermano, no