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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/22

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B. PÉREZ GALDÓS

B. PÉKEZ GALDÓS

pobre viejo es demasiado terco. Ya ves cómo me trata. Es mucha saña la suya. Pero ya le amansaremos. ¿Sabes que el mejor día me presento en tu casa, le estrecho la mano y le propongo una reconciliación?

— ¡Ahí— exclamó Soledad cón tristeza.—No sabes bien cuánto te aborrece. Yo le he preguntado mil veces la causa, y nunca ha querido decírmela. Ello será alguna cosa muy rara, alguna equivocación, quizás una tontería, porque creer yo que tú eres malo, no, eso no lo creeré jamás.

— Según lo que se entienda por maldad. Pero dime, ¿el Sr. Gil me nombra con frecuencia?

— ¡Quiál Lo menos posible, aunque bien se le conoce que te tiene en el pensamiento. Yo lo comprendo así, porque me he acostumbrado á leer en su pensamiento, y para obligarle á que me revele la causa de su odio, te nombro.

— ¿Le recuerdas cuando éramos vecinos?...

— Y cuando iba yo á charlar con tu mamá.

— ¿Y cuando le saqué de la cárcel de Corona?

— Y todos los beneficios que nos has hecho y tu buen comportamiento y generosidad — dijo Sólita, exagerando con la voz y el gesto lo que expresaban las palabras.—Pero, hijo, el recuerdo de tus bondades le ensoberbece más... ¡Si vieras cómo se pone!... La única vez que me ha dicho términos malsonantes, amenazando pegarme, fué por ciertos elogios que hice de tí. Díjoine que eras un malvado, un perverso, un... ¡no puedo repetir aquellas