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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/233

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7 DE JULIO

-Pues voy á serlo—dijo la huérfana sonriendo.—Empiezo por mezclarme en tus asuntos, aconsejándote...

— ¡Muy bienl

— Más aún, mandando en tí.

— jExeelente idea!

— Empiezo ahora. 1—¿Qué debo hacer?

—Tratar de olvidar todo lo que has visto hoy.

— jOlvidarl—exclamó Salvador con brío. — Eso no puede ser. ¿Cómo olvidar eso, Sola? ¡Imagina lo más hermoso, lo más seductor, lo m<¿jor que ha hecho Dios, aunque lo haya hecho para perder al hombre!

— Entonces adiós.

— Pues adiós.

Uno y otro se levantaron.

— Márchate de la casa,— dijo resueltamente Soledad.

—¿Te enojas...? Vamos, querida hermana^ si quisiera huir, me quedaría, por no verte enfadada al volver.

— Es que no me verías más.

— ¿De veras?

—No gusto de tratar con locos.

— Pues yo siempre lo he sido. A buena hora, lo conoces. Yo te prometo que seré razonable.

— ¿Lo serás esta noche?

— Te lo prometo.

— ¿No harás ninguna locura?

— Haré las menos que pueda. Prometer más, sería necedad.

— Pues adiós.