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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/26

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B. PÉREZ GALDÓS

¿2 B. PÉREZ G ALDOS

— Siempre lo estás. ¿Pues qué, eso no se conoce? Estás enamorado, sí; pero vaya usted á averiguar de quién. De alguna gran señora... algo, algo se le va descubriendo á usía, caballerito. No podrás negar que tienes siempre el pensamiento allá en las quintas regiones, ¿me explico? Quiero decir, hermanito, que rara vez estás en este mundo, donde nos arrastramos los desdichados que vivimos de pan.

— ¿Y á eso llamas estar enamorado?

— Pues es claro. Enamorado estás. Si no es de Aína mujer, será de todas á la vez, ó de alguna que por sus muchas perfecciones no pueda existir, ni existe... pero siempre hay alguna de carno y hueso, ¿no es verdad? Yo así lo creo, y tu madre lo cree también, pues dice que ahora estás más distraído que nunca; que te hablan y no contestas; que no ves lo que tienes delante; que no reparas en nada; que no duermes; que comes poco; que hablas solo; en fin, que tienes dos vidas (eso lo digo yo), ésta que todos vemos, y otra que ignoramos; ésta que es clara, natural y sencilla, y otra que anda por esas nubes... yo no sé explicarme... otra que vive en amores muy sutiles y... ¿cómo decirlo?... en amores terribles... pareee que vas entendiendo. 1 Salvador reía.

— Vaya, puesto que te empeñas en ello, hermanita, voy á tener confianza contigo y ¿ contai te...

— ¿Sí? pues ahora mismo: empieza.

— No, ahora no.

— Sí, ahora. Sabe Dios cuándo volveré.