— Quiero decir que no vengo con la espada en la mano... y razón había para ello, porque usted, Sr. Naranjo, conspira más que el Rey, y su casa es una madriguera de conspiradores,, chilindrón, chilindraina.
— Sr. Sarmiento—dijo Naranjo con indignación mal reprimida,-— cuando sea usted autoridad le daré cuenta de lo que en mi casa hago ó dejo de hacer. Pero no lo es usted todavía: absténgase, pues, de formar juicios temerarios, y no se meta en lo que no le importa.
— ¡Ahí Ya sabía yo que saldríamos por ahí
— afirmó Sarmiento con vanidad.—Esté tran quilo, que las conspiraciones serán descubiertas y los locos realistas castigados. Seremos inexorables, y no le tendré á usted lástima, no, porque ejerzamos una misma honrosísima y nobilísima profesión, no...—la justicia siempre por delante.
Siempre se dijo, y ello es probado: á burro lerdo purísimo palo.
Purísimo palo: es sensible, pero es preciso. Con que mucho cuidado, que mis consejos no son moco de pavo.
D. Patricio se levantó como para marcharse.
— De modo que sólo ha venido usted á llamarme burro lerdo y á ofrecerme purísimo palo.
— ¡Qué demonchel (Chilindrón, chilindrónt Se me olvidaba...
— jCabeza de patriota! ¡Bendito sea Dios