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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/67

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7 DE JULIO

— Pues llegó hasta idear la más ruin, la más perversa de las soluciones al conflicto en que nos encontrábamos.

— jMorirl— dijo Sola con voz débil.

—Morir por mi propia mano, morirlos dos, tú y yo; marcharnos juntos de este mundo que no quería sostenernos y que nos arrojaba de sí.

Sólita se estremeció de terror en los brazos <le su padre.

— Es espantoso, poro yo estaba decidido, decidido, hija mía, y lo hubiera hecho. Se había clavado esta idea en mi entendimiento, y de ningún modo podía librarme de ella. Pensaba en mi crimen á todas horas, de día y de noche, en sueños y despierto. Si al principio me causaba espanto, al fin pensar en él era una delicia para mi enfermo espíritu... ¡Ah, qué dulce es ahora para mí confesarte mi falta! Me parece que se la estoy contando á Dios en persona, y al hacerlo mi alma se libra de un peso enorme... ¡Pobrecilla! Tú habías comprendido mi demencia, porque tenías buen cuidado de guardar los cuchillos y todo instrumento que pudiera servir para arrancar la vida; guardabas hasta las tijeras. Yo buscaba como un loco, y ni alfileres podía encontrar en toda la casa.

Soledad sonreía.

— Me desesperaba tu capricho de esconder los cuchillos. Me parecía una manía absurda, ridicula, mientras la mía se me antojaba muy natural. Yo discurría todos los medios: yo sofiaba con pistolas que levantaran la tapa de los sesos, con pufiales que traspasaran el corazón, con tenedores que abrieran las venas, con