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Página:7 de julio - novela (1906).djvu/87

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7 DE JULIO

dió un cigarro. Era el tal capitán figura demasiado grande y luminosa en el cuadro de los sucesos de 1822 para que le dejemos pasar con una simple mención. Fué su cuna la calle de Toledo y un comercio de hierro muy acreditado que heredó de su honradísimo padre, y que, beneficiado por él, pudo transmitir á sus honradísimos hijos y á sus honradísimos nietos, que fueron, años adelante, tan milicianos nacionales como él. Más que un hombre, Don Primitivo Cordero era una especie. Su morrión, como las flores que se reproducen de año en año, habretado, digámoslo así, en períodos diversos, siempre con igual lozanía.

El primer rasgo de su carácter es la hombría de bien, y su comercio de hierro un modelo de buena fe, crédito y orden. En las relaciones sociales, fué siempre hombre muy ejemplar: á nadie calumnió, ni estafó, ni maltrató. Si uj odiara con toda su alma á los serviles, se le tendría por paloma torcaz antes que por hombre. Con sus amigos es leal y cariñoso, y su opinión de buen muchacho está tan arraigada, que ha llegado á ser dogma de fe desde los portales de Bringas hasta el portillo de Gilimón. En su casa es modelo de padres y esposos. Para que nada le falte, hasta es buen católico, y cumple con la Iglesia sin dar que decir al sacristán de su barrio, ni menos al cura, que saben lo que pesan la cera, las limosnas y las misas del Sr. D. Primitivo Cordero.

El segundo rasgo de su carácter es menos simpático: consiste en la ignorancia. D. Primitivo no ha hecho estudios mayores, por no