Página:Acerba animi.pdf/2

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
322
Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

Sin embargo, mientras recientemente la mayoría de los jefes de los demás Estados han reanudado con interés amistosas relaciones diplomáticas con la Sede Apostólica, en cambio, los gobernantes de la República Mejicana no sólo se han empleado en cerrar toda vía de transacción para una conciliación mutua, sino que, aún infringiendo y violando las promesas dadas hacía poco por escrito, han actuado contra lo que todos esperaban, demostrando, por tanto, suficientemente cuáles eran sus opiniones y propósitos con la Iglesia, repetidamente expulsaron a Nuestros Legados. ¡De este modo, pues, se llegó a aplicar durísimamente el artículo 130 de la ley a que dan el nombre de «Constitución»; ley ciertamente ofensiva para la Religión Católica, tal como detestándola y lamentándola, declaramos solemnemente en la Encíclica Iniquis afflictisque, de 18 de Noviembre de 1926.

Asimismo se han promulgado gravísimas penas contra aquellos que infrinjan ese capítulo de tal ley, y con nueva e injusta injuria a la Jerarquía eclesiástica se ha establecido que los sacerdotes que particularmente tuviesen permiso para ejercer públicamente su sagrado ministerio, en modo alguno pasen de un determinado número que señalarán los legisladores de cada uno de los Estados.

Producida esta injusta e intolerantemente situación, que somete a la Iglesia de Méjico a la autoridad civil y al arbitrio de unos gobernantes hostiles a la Religión Católica, Vosotros, Venerables Hermanos, decretasteis que se interrumpieran públicamente los servicios del culto divino; y al mismo tiempo pedisteis a todos los fieles cristianos para reclamasen eficazmente contra semejantes incalificables disposiciones. Mientras tanto por vuestra apostólica fortaleza de ánimo y constancia, casi todos vosotros apartados de vuestra patria, habéis contemplado de lejos los santos combates y martirio de vuestro clero y grey; y aquellos de vosotros —poquísimos en número— que pudisteis casi prodigiosamente permanecer ocultos en vuestras respectivas diócesis, no poco consuelo y esfuerzo habéis dado al pueblo cristiano con el ejemplo de vuestra nobilísima firmeza.