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CXI

Salieron sin destino. Dios los guie!
La noche es fresca; el viento se levanta.
Ella del brazo de su amante rie;
él con desden sus pasos adelanta.
Parece que temblase. No se engrie
llevando ese tesoro y no se encanta!..
Por fin esclama:—«Te querré: sería
abandonarte, ingratitud, Maria!».

CXII

-Promesas del marino en el naufrajio!
Ella repuso: Si tu amor acepto,
tambien el epidémico contajio
huyo de un mal, que sigues de precepto.
Eres indiferente; y no hay presajio
mayor de decadencia... —Qué concepto
tan gráfico!—El amor, amigo mio!
no es dado compartir con el hastio...»

CXIII

Dios sabe lo demás: el mundo es ancho! ..
Un hombre, una pasion, un desaliento,—
qué son en el perpétuo zafarrancho
de la existencia?—Sombras de un momento!
Al ver pasar á Don Quijote y Sancho,
en ellos nadie pára el pensamiento:
dos locos! de qué sirven?—O Cervantes!
dí: son tambien Quijotes los amantes?-–