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La vi la última vez, sentada estaba
A la puerta de un rancho, en la solera,
Un estilo dulcísimo entonaba,
Esparcida la rubia cabellera.
Un estilo era, si... un canto suave
De un compas especial, triste y sentido,
Murmullos de la queja de alguna ave
Espatriada del árbol de su nido.
Un conjunto de notas deliciosas
De dulcísima y lánguida terneza,
Esplosion de cadencias amorosas,
En un himno sublime de pureza.
Me entristeció su canto, era la historia
El idilio fatal de sus amores,
Armonias y arpejios de la gloria,
Compéndio de sollozos y de flores;
De una vírjen doliente la plegaria
Con acento de pena entristecido,
Jemidos de paloma solitaria
Aleteando en el borde de su nido.