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Y al alejarme del árbol
Triste, llena de amargura,
Me inspirabas tal ternura
Que hize un esfuerzo y volví;
Y estirando suavemente
Mi brazo entre los zarzales
Te aparté de los panales
Y eché contigo á correr;
El run run de las abejas
Me perseguía de lejos
Y ciega por los reflejos
Del sol no podia ver;
Parecióme que lejiones
Venian en seguimiento
De la flor que era ornamento
De su palacio de miel;
Y cual valientes guerreros
A mí corrian furiosos
De los tejidos boscosos
Del corazon de Montiel.
Y sin sentir los ardores
De su furiosa embestida
Bajo mi saya escondida
Bella flor te protejí: