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 Yo canto ¡oh Fornáris! cual canta el sinsonte
Sin lauros ni glorias, por solo cantar,
Cual corre el arroyo, en selva y en monte
Cual se oye en las palmas la brisa silbar.
 Me dices amigo, que rompa la lira,
Que espire mi canto y adjure el laurel?
Laureles no quiero: mas ay! puede Amira
Con su arpa sencilla mostrarse tau cruel?
 ¿Y cómo romperla si fué la primera
Que vino á halagarme con dulce amistad?
Mi amiga de infancia, mi fiel compañera,
Egida sagrada de eterna verdad.
 Escucha: en un tiempo lloraba afligida
Sintiendo en el alma no sé que opresion,
Las tiernas palabras buscaban salida
Mas siempre espiraban con lánguido son.
 Si acaso á mis padres decirles queria
Mi ardiente cariño con dulce espresion
Los lábios apenas dudosa entreabria
Dejóme turbada la misma emocion.
 ¿Por qué este silencio que el pecho oprimía?
Lloraba á mis solas..... mas oigo una voz
Que el arpa de Apolo del cielo me envía
Y allá entre las nubes la sigo veloz.
 ¡Y como de entonces alegre mi acento
Ya entona ferviente mi humilde cancion!
Cual ave en los bosques mi voz doy al viento
Y digo cuanto ántes calló el corazon.
 Qué importa la envidia? Su amargo veneno
No puede á mis versos jamás alcanzar,
Pues son tan humildes..... el hórrido trueno
A míseras chozas no puede llegar.
 No temas me tilden si pulso la lira,
Laureles ni glorias aspiro á alcanzar,
Me basta que vengan los padres de Amira
Con ósculos tiernos mi frente á adornar.
 Mas ya te arrepientas: conoces, poeta,
Que el arpa sencilla no puedo romper,