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 Preludiaban los hijos de la noche sus coros vespertinos.

Uníase, al chillido intermitente de los murciélagos, la aguda trepidación del Chilicote y al canto quejumbroso de la lechuza respondían los pumas de la quebrada con su rugido metálico de hambre ó de amor - notas vibrantes del rumor naciente, y acorde confuso del himno iniciado por los últimos velos del día dispersos en la penumbra de la noche cadente. Perfumes, quejidos y rayos de estrella - el vampiro que al pasar roza la frente con sus alas - la noche subtropical con sus rocíos y misteriosas insinuaciones, - murmullos de la cascada en el fondo del bosque negro.... y el alma de rodillas.




PAISAGE DE ABANICO

 Luz, melodías y flores
Pides con afán celoso,
Al ambiente que respiras:
Luz, del cielo á los fulgores,
Flores, al amor piadoso,
Cadencia, á las dulces liras.
¿Por qué, con tales antojos,
Te infieres tu misma agravios,
Si con triunfadora palma
Tienes la luz en los ojos,
Y las flores en los lábios
Y la música en el alma?

Cárlos M. de Egózcue.