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En la edad juvenil, cuando el sol dora
La verde cumbre y el rosal en flor,
Cándida el alma imprégnase de aurora,
La vida es resplandor.
Mas cuando la existencia se oscurece,
Marchitos va de la ilusión los lirios,
Que del amor la estrella palidece —
Es un templo en que apáganse los cirios,
Y en cuyas anchas naves aún vibrantes
Del órgano sonoro, y humeantes
De incienso y de mirra, místico ha cesado
El cántico sagrado.
Cárlos Guido y Spano.
¡. . . . .!
Oh delicia brahmínica! Los mundos
ver correr en tropel por los profundos
espacios del vacío,
ver tras de un sol, de mil el ígneo carro
y estarme yo al mirarlo, taciturno,
sentado en un anillo de Saturno
fumándome un cigarro!...
J.-M. Bartina.