.jpg)
¿ A que habeis conocido alguno de los muchos atacados por la manía de no pagar las cuentas grandes y chicas aunque tenga plata disponible?
Apuesto un sombrero de Gatti ó dé Perri á que inmediatamente de leer esa pregunta empezais una letanía de este tenor: Hombre, sí: don Leoncio y don Juán y el Exmo. Sr. Pedro y Ruperto y ...
Si es natural: yo que tengo pocas relaciones me acuerdo así á la pasada de una centena de maniáticos de no pagar, con que cómo andaran los muy relacionados.
Hay un fondo de filosófica prevision en ese empeño de no pagar lo que se debe. Dice el catecismo del egoista : Tuyo ó ageno, no te acuestes sin dinero; y el maniático añade : y como para no dejar de tener dinero lo mejor es no darlo, no pago y me lo guardo.
Y qué escenas tan interesantes las que se producen con ese motivo ! Recordaré algunas.
Casa lujosamente puesta. Dos mucamas, cocinero, pinche y cochero.
El patron de la casa es doctor en todos los derechos menos en el del acreedor, que para él carece de ley protectora.
El pago de cuentas está centralizado en sus manos. La señora no tiene mas que hacer decir al portero, que suele serlo el pinche, segun las horas, que el acreedor vuelva cuando esté el patrón.
- ¿ Y á qué hora se le podrá encontrar con seguridad? pregunta el marchante guardando su cuenta.
- No tiene hora fija.
- Pero ¿ vendrá á la hora de comer?
