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A otro le dá por lo sentimental.

- ¡Ah! mi amigo, dice rechazando dulcemente la cuenta como si solo al verla le diera náuseas, viene usted en momentos para mí terribles. Preocupaciones graves me impiden ocuparme de estas pequeñeces. Usted comprenderá bien: tenga paciencia, todos la tenemos, yo tambien la tengo, mi esposa la tiene, mis hijos la tendrán. Vuélvase para el fin del mes que viene; puede que haya despejado un poco.

- Pero, señor, vea que hace mas de un mes que estuve à cobrar; y me veo en apuro porque los tiempos están malos y tengo letras que pagar ... hágalo por favor.

- Todo lo veo y crea usted que bien lo siento. Procure arreglarse mientras yo me sereno un poco. Usted comprenderá que hay momentos tremendos. Tenga usted un poco de paciencia: todos la tenemos; mi esposa la tiene y mis pequeños han de tenerla.

 Y no le saca usted de ahí ni á tiros.


 La señora viuda de Rasquilla, muy conocida en sociedad. Da té intimo, con frac ellos y con trajes de pecho y espalda al natural, ellas.

 Cuando le llevan la cuenta la primera vez dice que vuelvan en otro momento, que tiene visitas.

 A la segunda contesta que vaya el sábado, y si el cobrador ha ido en sábado, le ordena que vaya entre semana, porque los sábados se va al campo en verano y á los maitines en invierno.

 Como el cobrador no está fuerte en liturgias oye eso de los maitines como quien oye llover y pasa desapercibido el estropicio.

 A la tercera se enoja feo la de Rasquiña.

-¡ Qué pesadez! Una suma insignificante y tratándose de una señora conocida ! Parece que temiera usted que me fuese del mundo por cincuenta pesos. Pues ahora, por insolente y desconfiado, no le pago. Y no me ponga los piés en esta casa porque le haré echar con el vigilante. Aguárdese, que yo enviaré la plata á su tienda cuando me parezca bien

 Y se dá media vuelta muy oronda dejando al acreedor como quien vé visiones.


Y ya me canso de recordar maniacos, tramposos que ofrecen la mas grande y esquisita variedad en sus formas y detalles.

 En cuanto á lo principal de la manía coinciden todos. No pagar, si es posible: y si no hay mas remedio, pagar lo mas tarde que se pueda, con una quita quitada y en moneda roñosa cuando no falsa.

 Qué bonito ¿ no ?

Enrique Ortega.