Página:Almanaque de las portenas 1895.pdf/96

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
- 92 -

con grandes flores de lata, mostraba tras el vidrio la Virgen del Cármen repartiendo escapularios á los pobres que se achicharraban en un infierno, pintado con llamas de un rojo subido.

En un rincón, sobre otra mesita, dos bandejas contenian galletitas, varios vasos, una botella de vermouth y un frasco de ginebra; sobre un platito, unos cuantos mazos de cigarros.

A lo largo del rancho, sillas de todas formas y tamaños; muchas de las vecinas estaban ocupadas por las muchachas y viejas que desde temprano habian llegado para ayudar á la dueña de casa, que sumida en un profundo dolor y envuelta en un gran rebozo negro, platicaba tranquilamente con algunas amigas, acordándose de llorar de vez en cuando, lo que felizmente duraba poco, como los relámpagos en noche serena.

Las muchachas habían revuelto sus baules en esta ocasión; la plancha y el almidón no descansaron ese día, para volver los vestidos de percal duros y sonadores.

Las batas cortas, sin ballenas, ni corsé, dibujaban talles cuadrados y caderas anchas, y sus peinados sin flequillos, en dos ondas sobre la frente, con un rosquete de trenzas atrás, estaban adornados con cintas en el medio, azules ó verdes.

Los turcos, que también por allí habian pasado, las habian provisto de anillos de goma, azules ó colorados, aros de metal con muchas piedras, cruces de tierra santa, compradas en Buenos Aires, y pañuelos en cuyos ángulos tenían estampados entre dos palomas besándose, ó dos corazones unidos por un feroz flechazo, las palabras: Amor eterno, luz de mi vida, recuerdo de amistad, no me olvides, tormento de mi alma, etc., encerrando cada una la historia de un idilio, en que más de un amante apasionado los hizo fieles mensajeros de sus congojas, para recibir en cambio algún otro, con su nombre bordado en pelo y dado en un descuido de la vieja, y que despues ostentaba en el bolsillo de su saco, con toda la inscripción artísticamente salida para afuera, henchidos de amor propio, llenos de felicidad y dispuestos siempre, en la pri-