Página:Almanaque del espiritismo. 1873.pdf/33

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
EL LIBRE ALBEDRÍO.

-——-

Existencia del libre albedrío.-Su absolutividad.—Su limitación.—El radio y el círculo.-—Negacion de la fatalidad.—Ejemplos.—La libertad dentro del dominio.—-Tesis materialista.—Su verdad y sus errores.-Carencia de libre albedrío.-Figura comparativa.

¿Quién puede dudar de que el libre albedrío existe en el espíritu encarnado?.. . Sin su existencia, no se comprende que el hombre sea responsable de sus actos; y lo ea tanto. cuanto que de ellos depende su perfeccionamiento. El ejercicio de la voluntad humano, libre en su accion, es el barómetro que marca para el espíritu los grados de su progreso.

Despejado de las trabas de la materia, clarovidente el espiritu en su vida superior, flotando como pliegues de inmensa gasa sobre todos los mundos que pueblan el universo, goza con relacion a su adelantamiento, de libre albedrío en absoluto. Puede estacionarse, y puede avanzar en su carrera eterna, recorriendo en breve espacio de tiempo multiplicadas etapas.—-Para ello pide su reincarnacion con determinadas condiciones que estén en armonia con las pruebas que voluntariamente pretende sujetarse, y esta le es concedida en mundo, zona, temperamento, civilizacion, y caracteres generales adecuados al fin que se propone, y con organismo propio que él se crea, porque su formacion es hija de su libre voluntad pre-existente.

Todas estas circunstancias constituyen la limitacion que halla para su desenvolvimiento el espiritu encarnado. Borrada por necesidad toda reminiscencia de un pasado que al presentarse a sus ojos como vasto panorama de vicios y virtudes, de alegrías y penas, de aciertos y de errores, de ciencia y de ignorancia, de contrastes, en fin, coartarían indudablemente su libertad ante el recuerdo de ejemplares decepciones, el hombre crece, se desarrolla. y se mueve en ln tierra sin otro veto que la línea que le trazan las facultades de que está dotado, y los accidentes que lo rodean.

La patria en que el hombre nace, la forma de gobierno a la cual se ve en ella sujeto, las leyes más o menos restrictivas que se siento obligado á obedecer, la influencia climatológica, el aura civilizadora que respira, el estado en que encuentra la sociedad de que compone parte, la profesion que adopte como medio utilitario de su vida, hasta los mismos lazos que crea la familia propia, son puntos todos de esa linea que la de ser el radio de mayor ó menor longitud, con el cual, en constante giro, traza el circulo en el que su accion se ejercita libremente. Es indudable que el habitante de la Siberia rusa, envuelto entre densas nieblas, moral y físicamente considerado, dispone de un seno más pequeño de desarrollo para su libre albedrío que el que mora en las templadas zonas del Centro-América, con brillantes irradiaciones de luz en su atmósfera y en su inteligencia; pero tambien lo es que ambos tienen capacidad para ejercitar libremente los actos emanados de su voluntad dentro de las limitaciones que el circulo de respectivas facultades les traza; y los ejercitan en efecto aun desenvolviéndose en condiciones bien distintas. Uno y otro obran en armonía perfecta con los accidentes que los circuyen, y trabajan unidos o separados, en beneficio del progreso general.

La totalidad, pues, tal como es vulgarmente comprendida, no existe: es un absurdo. Dios, el ideal supremo que consideramos como Autor de todo lo creado, al producir el universo, dictó sus leyes sábiamente combinadas, y cuanto palpita dentro de él, las obedece, se siente sujeto a ellas como parte de la creacion, porque no es posible prescindir de su armonia. Si por un momento prescindiera, resultaría el desequilibrio, y el desequilibrio produciría el cáos. El cáos, ó lo que es lo mismo, el desórden, la nada, no se comprende