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Por otra parte , todo efecto tiene algo de todos o parte de las cualidades que posee la causa que lo produce. Pues bien: observemos que nosotros, efecto, poseemos inteligencia. sentimiento y voluntad, y que nuestra causa, sea cual fuere, debe de tener cuando menos esos tres facultades; pero en más, no en igual y nunca en menos calidad o fuerza que nosotros.

Y supongamos, ahora, que queremos ocupar en primera de esas facultades con la que le ha dado su existencia, y nos encontramos que para ello es menester poner, precisamente, en ejercicio y colocar frente á frente esa misma facultad; ¿de que nos valemos entonces para formar un juicio exacto de tal comparacion? Imposible nos será apreciarla, porque en realidad no puede existir, a causa de faltarnos un requisito ú otra facultad distinta con que poder juzgar las cosas comparadas. De aqui la inferioridad de nosotros respecto a la Superioridad de Aquel, nuestro Creador. Hé aquí ln diferencia de causa y efecto. .

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¡Ah!... entre la estrecha limitacion de nuestras facultades y la limitada latitud de las de la Gran Causa media el obstáculo de lo relativo a lo absoluto en que tropezamos cuando queremos comprenderla: media el escollo del atraso en que pueda vivir el niño con respecto a su padre: creciendo aquel en desarrollo de inteligencia y buena voluntad, llega donde su padro en virtud de la ley del progreso: procuramos, pues, nosotros. niños, progresar y quizás llegaremos tambien a nuestro Padre; a Dios.

No siendo mucho más sábios y mucho más buenos de lo que somos, entiendo ser imposible llegar á comprender á Dios. El ignorante, por ejemplo, ¿se dará cuenta de lo que en si es y lo que vale el verdadero sábio? ¿El malvado, comprenderá la virtud del bueno y lo que significa y vale esta? No; y aún menos cuando generalmente el orgullo y la vanidad retrae al uno del saber y aporta al otro del bien, de la ambicion y el egoísmo. De consiguiente, nosotros que a fuer de orgullosos y egoístas somos ignorantes y malos no comprenderemos al Autor de Todo que forzosamente debe ser sábio y bueno en absoluto.

Comprendo, por fin, que el sentir y concebir á Dios y conocerme á mi mismo me es suficiente para principiar a comprenderle; y no me abandona la esperanza de que, trabajando en el buen terreno del Saber y de la virtud, comprenderé mañana mejor que hoy y otro dia mejor que mañana á Dios.


SOCIEDAD ALICANTINA DE ESTUDIOS PSICOLÓGICOS.

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Medium.-Juan Perez.

Los años se suceden, los siglos pasan, y las generaciones se persiguen sin alcanzarse jamás. Cada siglo es un poema, y en él descuella un génio destinado á cantarle con el armonioso acento de su privilegiada sabiduria.

Los ecos de cada siglo no se pierden, sino que resuenan eternamente en el corazon de las futuras posterioridades, impulsándolas a las aspiraciones mas nobles, y haciéndolos sentir los más elevados sentimientos al bien y a la perfeccion.

Cada siglo tiene su poema, su verdad, su genio; cada poema es una piedra hábilmente tallada, para levantar el edificio de regeneracion; cada verdad es la mano que la coloca y la sienta sobre sólidos cimientos; y el genio, esa inteligencia sublime inspirada por Dios, es el arquitecto que magestuosamente le construye.

Y así los siglos pasan, y las piedras, con asombrosa simetría se colocan, y los genios, cada. cual admirado de su antecesor, se admira de su propia