méstico, como actividad hogareña de la mu- jer, no surge de su condición biológica sino de la división social del trabajo, y cumple un papel económico (no se tratará de los orígenes, sino de su función en nuestra so-
- ciedad).
Las clases dominantes se liberan de la responsabilidad social por los miembros
improductivos de la familiar y se asegura ' la reproducción de la fuerza de trabajo * (hijos y marido) de la manera más barata. *
Si las mujeres dejáramos de realizar todas las tareas de atención de marido, hijos y hogar, la sociedad debería hacerse cargo de ese trabajo. La única función biológica es parir y amamantar; todo lo demás se le en- dilgó en beneficio económico de las clases dominantes. :
Si no lo hiciéramos las mujeres, dismi- *
nuiría la acumulación de riqueza de dichas clases; ya porque se hace cargo al Estado; ya porque se incrementa los salarios lo su- ficiente como para que los trabajadores puedan pagar ese servicio. Pero no hace fal- ta porque lo realizamos gratuitamente y por amor, las mujeres.
Las instituciones (incluida la familiar) separan el trabajo doméstico de contexto para generar el mito del mundo público y privado, con el consecuente relegamiento de la mujer al ámbito doméstico en el que
cumplirá su función natural: madre y ama |
de casa.
El sustento ideológico oculta el carácter social, oculta que no nacemos mujer, sino que aprendemos a ser mujer. Se quiere im- pedir que la mujer se revele contra la divi- sión social del trabajo supuestamente natu- ral,
La historia demuestra que, cuando se la necesitó, la mujer fue incorporada masi- vamente al mundo público y el mercado la- boral (ej. durante las guerras). Con el desa- rrolo de las fuerzas productivas son más las mujeres que trabajan fuera del hogar; pero, por lo general, se las incorpora en tareas subalternas, servicios, empleadas y con sa- tarios menores + los de los varenes) Fsta
incorporación no la libera del trabajo do-
méstico (con lo que resulta doblemente ex- . plotada: en razón de la clase social yenra- '
zón del sexo). Dos precisiones antes de concluir.
LOS PREJUICIOS.
Por ignorancia, mala intención, miedo
y/o prejuicio, suele acusarse a las feministas
e:
a) Estar contra la maternidad y los hombres la lectura de estas notas desmiente dicha afirmación. Insistimos en que la cons- trucción de una sociedad igualitaria (sin explotación, autoritarismos y discrimina- ción) es una tarea de mujeres y hombres; estos deberañ renunciar al rol de domi-" nadores.
b) Lesbianas: como consecuencia de los an- terior, se afirman sin más, que las femi- nistas lo son. El lebianismo no se ha tra- tado porque merece una profundización que excede los límites planteados por es- te artículo. Al respecto se indica:
+. Ni todas las feministas son lesbianas,
ni todas las lesbianas son feministas.
2. Hay lesbianas en el Feminismo como homosexuales en la Iglesia, los Parti- dos Políticos y el Mundo del Espec- táculo. Si hay más (cosa que no sabe-: mos ni nos importa) es porque el Fe- minismo no discrimina.
3. El Feminismo no pregunta a las muje- res que se acercan con quién duermen, como tampoco pregunta si están bau- tizadas; tienen hermanos o militan en un partido político.
4. Y lo más importante: cada ser huma-
no (mujer u hombre) tiene el derecho
de elegir libremente cómo y con quién +
relacionarse afectivamente. Dospués de todo, la heterosexualidad como ex- presión “única y sana” de la relación amorosa es un integrante más de los rótulos del patriarcado.
9 merula y DALIDULAL Y