Alternativa Feminista
‘mujer, esfrecialmente en lo que respecta' ‘
a salario. Se constatan también normas relacionadas con la proteccién de la ma- temidad y jubilacién del ama de casa. _ Sin embargo, queda aim un largo ca- lmino por recorrer. Los postulados femi- inistas que apuntaban mas que a la igua.l- idad formal consagrada normatrvamente, ial ejercicio de esa igualdad enla propia {libertad de la mujer, son todavla d1scu- Ztidos en los parlamentos de muchas na- lciones avanzadas y han encontrado re- ‘solucién favorable en contados Esta- dos. Nos referimos especialmente a los derechos sobre los hijos, la patria potes- .tad compartida, el derecho sobre la libre ’disposici6n de sus bienes y el derecho al {aborto, entre otros. De todas maneras,
- se puede reconocer un importante avan-
‘ce legislativo en el reconocimiento for- mal de la igualdad entre la mujer y el hombre. Esta lucha por la igualdad, por su re- 'conocimiento como ser humano, ha zconstituido tan solo una etapa en la larga marcha de la liberacién femenina. I-Ioy por hoy estamos ante otra problemética, que no puede ser analizada ni resuelta gdesde una perspectiva juridico-formal, gen la medida en que la diferencia entre ‘hombre y mujer sea resuelta en un mar- co legal donde solo en apariencia la do-
- rninaci6n masculina desaparece. Esta
iperspectiva impide desentrafiar en defini- tiva, mediante la aceptacién de una Ligualdad formal, como la d_iferencia concreta entre hombre y mujer._se expre- gsa précticamente en dominacién. l-Ioy, la lucha de las mujeres no es por la igualdad formal, sino que se funda en Sla diversidad, a sea, en la constitucién de ‘W l_3l’°Dia identidad en la sociedad como Em‘-ller. La unidad en la diversidad sola- wnente puede alcanzarse a partir de esa liden_tidad. La diversidad de funciones no ex_pl1ca la relacion dominacién-someti. _’_’_“‘?flt_° eXP!'E8ada hi_storic_arnente en una
24
’relaci6n de poder.
Enfoque economico. La mujer en el tra- gbajoz una fuerbe tendencia actual tiende ra analjzar la familia a nivel productivo y I la mujer como eje de ese proceso. Sin gembargo, la participacion de la. mujer en ila actividad econémica no puede aislar- {se del proceso en que se desenvuelve. En 3_el caso del Tercer Mundo,'el desarrollo iconcentrado en determinad-as regiones y
,sectores ha beneficiado solo a ciertos ~ grupos de la poblacién. De tal modo que ~
la participacion femenina, en este senti- do toma modalidades distintas segfm se trate de regiones mas o menos desarro- lladas de zonas urbanas o rurales. Es evi- dente que no existe la “mujer de Asia” 0
“la mujer de América Latina”, como en- .
tidad global y abstracta, sino las diversas
situaciones de mujeres insertas en estruc- 1
turas productivas particulates y pertene- cientes an distintas clases sociales. Rea- lizada esta aclaracién se estableoeran aquellos rasgos genérlcos que se ma.nifies- tan en distintas estructuras productivas.
Desde hace tiempo, existe una serie de iniciativas tendientes a aumentar la par- ticipacién de la mujer en la actividad econémica y cornbatir su discriminacién. Los objetivos indicados ban sido mfilti- ples, pero todos ellos se entroncan basi- l camente a una concepcién del desarrollo ieconomico que requiere de la mujer co- mo recurso humano.
Las conferencias sobre la mujer y el desarrollo celebradas ’-tlur-ante el afio 1975 estuvieron orientadas en este sen- ltido. Es decir, la mujer entendida como recurso econémico y su incorporacién al proceso productivo, como irnperativo de utilizacion plena de todos los recursos disponibles para el desarrollo. Como va- riante de este mismo enfoque, una pers- pectiva demogréfica, sostiene que el aumento de la particip acién femenina en la actividad productiva actuaria como
influinento efica_z_oam reducir Ins tasas
- J -.,