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Alternativa AFem.ini.sta

MUJERES gdonde estamos?

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Cada tanto nuestra inédita llanura queda sumergida bajo las aguas; la inundacién invade los hogares de los més pobres de nuestro pueblo y todos lloramos y nos acon- gojamos; pero al poco tiempo llega el olvido, hasta la siguiente catéstrofe. La ciudad’de Buenos Aires no escapa a esta calamidad propia del subdesarrollo latinoamericano. A51 es que no hace mucho se abrieron las compuertas pluviales, queclando aquellas actividades al aire libre fuera de toda programacion, viéndome obligada a realizar tareas que habian que- dado olvidadas, tales como arreglax o releer viejos papeles relegados.

Y as1’ surgio una carta publicada en el ejemplar No. 44 de “Todo es Historia", carta dirigida por Isabel de Guevara, una espafiola casada con Pedro Esquivel, a la reina Juana de Espafia el 2 de Julio de 1556 desde Asuncion.

En esa rnisiva, relata Isabel de Guevara: las penurias que sufrfan las mujeres y los hombres en el Rio de la Plata, reducidos a vivir en ranchos miserables, acosados por los indios y diezmados por las privaciones y enfermedades. Explica esta valerosa mujer que arribaron a esa provincia del Rio de la Plata con el primer gobernador don Pedro de Men- doza, y que fue tal el hambre sufrido, que de los mil quinientos hombres llegados a1 puer- to de Buenos Aires en tres meses habian quedado solamente quinientos sobrevivientes. Cuenta a la reina espafiola que," debido a la flacura y enfermedad de los hombres, las mu- jeres debieron “cargar con todos los trabajos, lavarles las ropas, curarles, hacerles de co- mer, limpiarlos, hacer de centinelas, rondar los fuegos, armar las ballestas y cuando los indios les daban guerra, dar alarma por el campo a voces, sargenteandc v poniendo en or- den los soldados. Porque, en este tiempo como las mujeres nos sustentamos con poca co- mida, no habiamos caido en tanta flaqueza corno los hombres”.

Sigue diciendo: “Después determinaron subir el Parana! en busca de bastimentos, en el cual viaje las desdichadas mujeres pasaron tanto trabajo porque todos los servicios del navfo los tomaban ellas. . . sirviendo de marear la vela y gobemar el navio y sondar de proa y tomar el remo al soldado que no podfa bogar y esgotar el navio... Bier: creeré Vuestra Alteza que fue tanta la solicitud que tuvieron que, si no fuera por ellas todos fue- ran acabados; y si no fuera por la honra de los hombres, muchas cosas més escribiera con verdad y los diera a ellos por testigos”.

Luego de narrar a la Reina. todo lo realizado por ellas, dofia Isabel de Guevara dice:

“La mgratitud que conmigo se ha usado en esta tierra, porque al presente se repartié la mayor parte de lo que hay en ella, asi de los antiguos como de los modernos, sin que de mi y de rnistrabajos se tuviese ni_‘ng'una memoria y me dejaron de fuera".

Despues de leer este docurriento, un dia en que el sol logré aparecer entre los pesa- Idos nubarrones, crucé la Plaza Lavalle; me encontré con una serie rle bustos de adustos proceres: general Juan Lavalle, Roberto Repetto, Carlos Lopez Buchardo y muchos rnés.

A .Segu1 caminando y observe el nombre de las calles, todas ellas recordatorias de las ihzrzanas de otros grandes de nuestra historia argentina: Sarmiento, Rivadavia, Hipélito Y,"£°Y€n. Alsina. Belgrano. Ninguna mujer. Alguna que otra se recuerda: Alfonsina Stor- TIL Lola Mora_—poeta una, escultora la otra-. Pero, me pregunto, gdénde estén glorifica- dfls mujeres due existieron durante siglos, pertenecientes a la misma época de todos 95°-‘g 1mP°1’*4mt€*3 Senores? ;Qué hicieron ademés de tener hijos, de lavar, limpiar, planchar, , °°°m‘“r Padecerv 3501395531‘? i,Qué paso con el género mujer? g_Por qué siempre los desti- }

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