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Alternativa Feminista


El feminismo ha desempeñado un pa- el fundamental en el debate sobre la sexualidad femenina y sus implicacio- ses políticas, despertando las más va- riadas reacciones en los círculos guber- namentales, eclesiásticos, intelectuales y, por supuesto, familiares.

Estas notas tienen el propósito de re- saltar algunos de los puntos medulares que ha defendido el movimiento femi- nista a lo largo de los últimos diez años, las discusiones internas que se han gene- rado en torno a la sexualidad y los cam- bios que están sucediendo en la actuali-

1.A principios de los años setenta lle- garon a nuestro país algunos textos que cuestionaban lo que hasta enton- ces se había considerado el patrón “nor- mal” de la sexualidad. Ya desde finales de los sesenta las feministas europeas y estadounidenses señalaban que el cuer- po de las mujeres había sido reglamen- tado para cumplir los intereses patriar- cales. Esta idea que para algunas perso- nas resulta ahora un lugar común, en aquellos días era francamente luminosa!

Quienes opinaban que el feminismo era una moda importada (en aquel en- tonces la mayoría de la derecha y de la izquierda) tendrían que haber observa- do la identificación que surgía entre es- tas “exóticas ideas” y los problemas sexuales que enfrentamos cotidianamen- te las mexicanas.

La advertencia de que habíamos sido euttu rn Cee e nuestros cuerpos, de que

NOTAS SOBRE FEMINISMO Y SEXUALIDAD

Berta Hiriart, Adriana O. Ortega

éstos servian a las necesidades del Esta- do, la Iglesia, las grandes empresas y los hombres con los que convivíamos —pero rara vez a las nuestras— abrió varios ca- minos de reflexión y batalla.

En primer Jugar fue establecida la di- ferencia entre reproducción y sexuali- dad, las cuales habían sido penosamente confundidas. La reproducción, se dijo, es sólo una de las facetas de la sexualidad; las mujeres deseamos acceder a las otras, deseamos el placer.

La aparición en el mercado de algunos anticonceptivos eficaces permitió esta di- sociación, pero la cuestión no era tan sencilla. El modelo de relación sexual que nos habían enseñado se basaba en la búsqueda del orgasmo masculino y deja- ba insatisfechas a la mayoría de las mu- jeres. La cópula respondía a la anatomía de los varones, ignoraba las zonas sensi- bles del cuerpo femenino. El orgasmo clitoriano se convirtió en una reivindi- cación del movimiento feminista.

Cuando comenzaron a saberse los daños que producen los anticoncep- tivos, la relación sexual tradicional fue aún más impugnada. No sólo no propor- cionaba suficiente placer, sino que nos condenaba a elegir entre el embarazo (muchas veces no deseado) o la enferme- dad. Era preciso crear nuevas formas de acercamiento erótico.

Libros como Nuestros Cuerpos, Nues- tras Vidas, del Colectivo de Mujeres de Boston, triutaban desde una nueva pers-