Alternativa Feminista
lo que yo estoy viviendo? ¿Quién me la ha obviado? ¿Quién me la ha robado? ¿Y por qué? ". Bueno, ereo que a partir de ahí empecé a sentir la necesidad de traba- jar con el objetivo de contri- buir a modificar la realidad que vivimos en relación a la lactan- cia . Y coincidentemente, o no tanto, me acerqué a los grupos feministas.
A.F.: ¿Amamantar es un acto instintivo?
v.B.: Antes, probablemente era vivido como tal. Pero ahora está condicionado por la cultu- ra. Y nuestra cultura nos indu- ce a que no se amamante.
A.F.: Pero lo que planteás se contradice con nuestra reali- dad. Hoy en día las indicaciones médicas y hasta la propaganda oficial insisten en apuntalar los beneficios de la lactancia.
V.B.: En parte sí. Pero esa es una postura muy reciente, tiene unos pocos años. ¿Qué ha
pasado antes? Durante unos cua- renta años fuimos bombardeados (y seguimos siéndolo) por mensa- jes que desestimulaban el ama- mantamiento y que promovían in- sistentemente el consumo de pro- ductos industrializados para la
alimentación infantil. Como consecuencia fuimos perdiendo poco a poco, digamos, la fami- liaridad con el fenómeno del
amamantamiento. Llegamos a per-
der, inclusive, en el caso de las grandes ciudades, la viven- cia visual del fenómeno. Por ejemplo, para nosotros, durante años, la única referencia viva de un bebé siendo amamantado se limitó a la de los niños con sus mamás bolivianas en la puerta de los supermercados. Y esta imagen, sin duda, ha contribuido para asociar lactancia con po- breza. Y como contrapartida, a elevar el biberón a un símbolo de status. Lo que me gustaría subrayar es que esta pauta sigue vigente y para revertir esa si- tuación es necesario un accionar muchísimo mas amplío y complejo que el que se emplea ahora.
A.F.: ¿En que consistiría ese accionar?
B.V.: Creo que, antes que nada, hay que tener siempre presente que en el fenómeno participan dos protagonistas: el niño y la mujer. Puede parecer que yo es- toy diciendo lo obvio, pero ge- neralmente las discusiones sobre
