La pródiga Naturaleza al poner al descubierto, por la acción de las vastas corrientes de agua formadoreas de los actuales valles y emanadas de los copiosos deshielos ocurridos en la época cuaternaria, -según uno de los principios admintidos hoy por los mas eminentes geólogos,- las fracturas existentes en la parte interna superficial de la corteza terrestre, proporcionó al hombre cómodos y seguros abrigos contra los rigores atmosféricos y contra la furia de los temibles animales que con él habitaban primitivamente en las comarcas europeas: abrigos de que se utilizó ya desde aquellas mas remotas edades á que han sido elevadas en nuestros dias las inducciones geológico-arqueológicas y paleontológico-históricas.
Dado que se remonte á épocas tan lejanas como se pre-