— Me parece que está Vd. equivocado. Un hombre que tiene dotes de escritor puede dedicarse tanto al drama como á la comedia, tanto á la novela como á la poesia lírica.... Todo está en que sepa contentar á sus lectores. Recuerde Vd. lo que decia Calderon.
El vulgo es necio, y pues lo paga, es justo
Hablarle en necio para darle gusto.
— Permita Vd. que le haga notar que Calderon nunca ha dicho eso. Fué Lope de Vega.
— Lo mismo dá. Los dos escribian comedias.
Ernesto se mordió los lábios para no reirse.
En aquel mismo instante el noticiero trababa conversacion con Hazlo-todo.
— Y tu enemigo? preguntó.
— Qué enemigo? dijo Armando con extrañeza.
— Ese del suelto, hombre! ¿Conseguiste tu objeto, eh?
Dupont se puso rojo.
— No sé lo que quieres decir, murmuró.
Ernesto escuchaba.
— ¡Qué poca memoria tienes! continuó el noticiero en quien ya habia producido efecto el vino. ¿No recuerdas el suelto que me diste, diciendo que era