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de una luz que mata, esa boca semejante á una guinda, esos dientes que no son dientes, sinó perlas!...

«Pero ¡ay de mí! la natura tan pródiga para con Vd. ha sido madrastra para conmigo!

«Solo puedo decide que la amo, y que su imágen no se aparta de mi ardorosa imaginacion, ni aun cuando la oscura noche me trae el restaurador descanso que repara mis perdidas fuerzas!

«Así le pido con lágrimas en los ojos y postrado á sus piés, que escuche mi humilde súplica, como la de un corazon enamorado, que daria por Vd. hasta la última gota de su sangre!..

«Por suerte la fortuna me ha sonreido; pertenezco á una de las principales familias de esta capital, y soy rico.

«Cuando fuí á casa de Vd. con el pretesto de encargarle un trabajo, me proponia solo hallar la ocasion de acercarme á Vd.

«Como esta estratagema me dió mal resultado quiero hablarle lisa y llanamente.

«Soy rico, ya lo he dicho, y quiero poner á sus piés la humilde ofrenda de un corazon que solo por Vd. late .

«Si Vd. quiere aceptar mi amor, mi fortuna ente-