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ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

¡Señor, que soportaste la hiel y las espinas! aun toda su perfidia no dió la humanidad— aun te guarda sonriente las punzadas más finas, y con armas te hiere fingiendo ingenuidad...

Aun te reserva un cáliz más negro y más profundo: aun más y más te hiere, con más y más teson: ¡la cruz está brillando a los ojos del mundo

y llama con sus brazos como la tentación!

SI SUEÑAS...

¡Penas que pasan de prisa

sin dejarnos huella!

Nuestra alma es la brisa

que al pasar por los rosales las espinas atropella.

Marchas inconscientes bebiendo perfume, alma vagabunda que por siempre sueñas; como el visionario tu malicia entumes y tu débil rostro candoroso enseñas.

¿Por qué exhalar quejas

si nadie te escucha?

¡Pues esas espinas adornan las rejas de las otras almas que adoran la lucha!

Bate contra ellas tus alas de sueños, deshilacha en ellas tus sutiles tramas:

tu soplillo leve desarruga ceños,

mas no tiene fuerza de apagar las llamas.