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SARA MONTES DE OCA DE CÁRDENAS 331

EL HIMNO EN LA CORDILLERA

Cabalga y medita, con la rienda suelta, El jefe bizarro de la expedición.

Viste una chaqueta con pieles de nutria Y un recio capote con vivos punzó.

La mula, enjaezada del modo chileno, Orilla la peña con seguridad. Rompióse la nube que traía el granizo, Y el noble jinete se hubo de apear.

Haciendo de almohada la piedra del Ande, Sobre ese macizo tendióse a dormir.

Acaso entre sueños pasó el cóndor lírico Del vate futuro sobre San Martín...

Le trajo el descanso renuevo de bríos

Y regocijado despertó después.

Pidió el aguardiente que había en los chifles Y allí bebió un sorbo con un coronel (1).

Bebió por la Patria. Ya un fuego de gloria Quemaba su sangre de libertador.

Pensaba en las rojas “auroras limeñas, Abolido el cetro de aquella opresión...

Mandó a los soldados con música brava Dar ritmo a la dura marcha militar,

Y las vocingleras charangas marciales Tocaron un Himno sobre el vendaval...

¡Era un “Oid mortales, el grito sagrado" Lanzado a las cumbres bajo el cielo gris Por aquellos hombres, que a lomo de mula, Llevaban el alma fragosa y viril!

(1) El coronel Hilarión de la Quintana, su ayudante de campo. Los detalles del pintoresco episodio están narrados por el general Mitre.