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ANA ROSA SERRANO REDONNET
Escucha tan sólo... Escucha el lamento... que agita mi yo...
la cruel injusticia
de vivir tan triste,
¡y el deseo augusto
de vivir mejor!...
¿Por qué me dejaste?... Ahora tengo el alma tan llena de sombras... tan llena de pena,
¡tan falta de sol!...
Oyeme mi vida,
oye por favor... tengo muchas cosas, muchas que decirte... que aunque tú las sabes... ¡No importa Señor!... Yo quiero que vengas, quiero que me oigas, quiero que me saques, del alma este frío... que me está dejando sin una esperanza... ¡sin una ilusión...
Entra despacito...
sin decirme nada... porque si yo siento mi pecho más tibio... ¡es porque has venido a llenar de áliento
mi mísero yo!.
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