MARÍA DEL CARMEN VÁZQUEZ DE MONTIEL
con tenaz impaciencia,
habría de sentir sobre la nuca
la caricia postrera,
que en la hora fatal, a los mortales hasta los huesos hiela,
para hacerme vibrar en su contacto hasta fundir con mi alma la pradera... Y asi, toda de gotas empapada, extática y soberbia,
sentiría en el cuerpo estremecido
el viento que gotea...
Yo te miro pasar, día de lluvia,
y me doy a soñar; que bien quisiera, no querer, ni pedir, ni sentir nada
y saber que es locura esta quimera.
EL MILAGRO DEL CANTO
Ha pasado el milagro por mis ojos de fucgo,
he mirado los mundos
por el prisma de un verso: las alas eran puras,
los hombres eran buenos
y en montones las rosas estaban floreciendo...
He tenido en las manos, el agua y el sendero,
un pedazo de luna
y un puñado de sueños... Me lastimó los labios
el calor del desierto
y sentí entre las sienes
el frío de los hielos.
He mirado los mundos
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