Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/473

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Rodión saludó también muy humilde, enseñando su cráneo calvo.

Elena Ivanoina, azorada por aquellas humillaciones, se apresuró a volver a casa.

II

Los Zichkov, padre e hijo, sorprendieron en un prado de su pertenencia a tres caballos—uno de ellos ponney—y un novillo, todos propiedad del ingeniero. Ayudados por el rojo Volodka, hijo del herrador Rodion, llevaron las bestias a la aldea. Se llamó al alcalde, que, en compañía de los Zichkov, de Volodka y de algunos testigos, encaminóse al prado para proceder a una información sobre los daños causados en él por las bestias.

Kozov, que era de la partida, parecía muy contento.

—¡Muy bien!—decía, guiñando con malicia los ojos—. ¡Que paguen! ¡Se les obligará a pagar! ¡Gracias a Dios, hay tribunales! Habrá que llamar a la policía e instruir un proceso verbal.

—¡Naturalmente, un proceso verbal!—confirmó Volodka

—¡Si creéis que voy a perdonarles, os lleváis chasco!—gritaba Zichkov hijo, con tal arrebato, que su imberbe faz se enrojecía—. ¡Ca! ¡No soy tan tonto! ¡Si se les deja, adiós prados! Afortunadamente aun somos amos de nuestros bienes, y también para los señores existen leyes...